jueves, 31 de octubre de 2019

Querida Diana (Actividad 18)

La entrada de hoy es fruto de una actividad que hemos desarrollado en clase sobre los rasgos que debe tener un docente-tutor. Por grupos, hemos definido y expuesto estos rasgos, muchos de los cuales se repetían.

En mi caso, mi grupo ha descrito a la tutora ideal Diana, la cual debe ser:


  • ingeniosa y creativa
  • tener pensamiento crítico
  • escucha activa
  • empática
  • vocacional
  • paciencia
  • asertividad
  • autoridad
  • adaptable
  • innovadora
  • conciliadora
  • dinámica
  • buena comunicadora
  • siempre dispuesta a aprender 
  • segura de sí misma
  • escucha activa
  • competente en su materia

Es una lista interminable, ¿verdad? La conclusión a la que hemos llegado es que un profesor debería cumplir todos estos requisitos (y más, seguro que se me olvida alguno), y ser una especie de superheroe.

Realmente todas y cada una de estas cualidades son importantes para un gran docente, y esto puede ejercer sobre nosotros, como futuros profesores, una gran presión. ¿Estaré preparado para ser todas estas cosas? Pues bien, yo creo que el profesor perfecto, el superheroe, no existe, y que es imposible e inhumano exigirle a un docente que cumpla con todo esto. El profesor es, ante todo, un ser humano, con derecho a equivocarse y a no ser perfecto.

Pero también pienso que, con vocación, amor y trabajo, la experiencia nos hará día a día mejores profesores, iremos alcanzado la mejor versión de nosotros mismos, y seremos grandes docentes.

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