jueves, 31 de octubre de 2019

¿Cómo motivar a mis alumnos? (Actividad 16)

Para la entrada de este Blog, voy a hablar sobre analizar y mejorar la propia práctica docente.

Si bien yo aún no tengo la experiencia necesaria, por mi experiencia como estudiante, sé como un buen profesor puede potenciar la motivación y que el alumnos se sienta atraído por su asignatura. Este es el ejemplo que me gustaría seguir a mi en un futuro como docente.

El punto de partida, en mi opinión, indispensable, es la vocación. Vocación por la profesión de docente, en primer lugar, pues sin eso nunca se puede ser un buen profesor. Involucrarte con tus alumnos, pasártelo bien en tus clases, disfrutar de tu trabajo y hacer disfrutar a los demás, e incluso aprender de tus alumnos.

Y no solo la vocación por tu profesión, sino la pasión por tu asignatura.  De estas dos variables surge un profesor que da sus clases con alegría, de una manera atractiva y dinámica. Espero que, algún día, algún alumno mío pueda decir "Se nota que a Rosa le gusta la geografía y la explica muy bien", y, aunque no pido que a todos mis alumnos les apasione la geografía porque es imposible, espero que por lo menos les interese escucharme y aprender conmigo.

También es imprescindible lo que se llama el "speech", es decir, la forma de hablar. Jugar con el tono de voz, hablar de forma activa, utilizar anécdotas y coletillas, ejemplificar lo que estás explicando, soltar bromas... y el lenguaje corporal, pues todos sabemos que un profesor que llega y se sienta en la mesa no va a dar una buena clase. Es importante moverse, usar la pizarra o los TIC, recorrer los pasillos de la clase... así se mantiene una dinámica activa y se facilita la atención de los alumnos.

Y, por último, para motivar a un alumno es importante apoyarle en el proceso de enseñanza. Esto es, en la forma de evaluar, no solo un examen sino ser empático, comprender las necesidades y capacidades de cada alumno, preocuparnos en conocerlos y saber qué les cuesta más o qué se les da mejor, y no limitar su evaluación en la calificación de un examen, pues así solo estaremos reduciendo a los alumnos a un simple número. No hay nada más motivador que ver el resultado del esfuerzo traducido en una calificación, que para unos será un aprobado y para otros un sobresaliente, pero igualmente importante.

Creo que siguiendo esta fórmula, conseguiremos el éxito en la motivación y tendremos unos alumnos no solo motivados sino felices, con ganas de participar, aprender y, les guste más o menos nuestra materia, conseguiremos que nos recuerden como un buen profesor, una buena influencia y experiencia en su recorrido académico.


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